Minatitleco

Desde Minatitlan, Jaltipan Coatzacoalcos ,Cosoleacaque y demas poblados vecinos del estado de Veracruz se edita este higuereño

martes, 2 de agosto de 2011

LA COCHI DEL TIO



El paisaje cambió. Los árboles resecos, sin hojas, que vestían las lomas cercanas al poblado, cambiaron de un ocre terroso a un verde amarillento al principio pero que poco a poco fue tornándose más oscuro hasta lograr esa coloración esmeralda que llenan de vida y alegría a las Higueras . Las aguas habían empezado a caer en la región , los caminos se llenaban de mariposas multicolores que abrevaban en los pequeños charcos que se formaban en los recodos de los arroyuelos o entre las lajas lavadas por la corriente del mismo .Los plebes chiroteaban entre la arena lavada por el paso reciente de el torrente y se tiraban con las “tochis” –monedas de un centavo-que encontraban en el seco lecho del arroyo, otros recogían los pequeños animalitos rojos aterciopelados , que brotaban de la húmeda tierra .”Angelitos” les llamaban y aún tengo la duda de que animal sería si eran recién nacidos y se tornarían luego en grandes animales o ya eran adultos, nunca lo supimos, aunque siempre dijimos que eran pequeñas tarántulas.
Ya establecida la temporada de lluvias, la gente del lugar se transformaba. La alegría se posesionaba de la mayoría, todo era trajín, ajetreo y trabajo. Las “guarniciones” estaban listas para ser montadas en las mulas y machos que formaban los “tiros” para jalar el arado. Collares de cuero rellenos de paja, palotes reforzados con fierro macizo, cadenas de buen grosor , frenos y riendas , todo listo , los arados viejos reforzados de las manceras , las puntas aguzadas y calzadas por Toño “Zanzo” o por “Nin”, quienes hacían florituras en la herrería .Año con año , en las mismas fechas se oía el golpeteo del marro en el yunque y el soplar de la fragua avivando la lumbre en los trozos de carbón de huizache o de cuilón , arboles que abundaban en los cercos vecinos al poblado. No todo era miel sobre hojuelas, pues con las aguas se dejaba venir una bandada de bobitos, que te hacían la vida imposible metiéndose en los ojos, provocando conjuntivitis en la plebada que al amanecer se tenían que despegar sus “lagañosos” ojos con agua y algunos que le tenían pavor al agua , con sus dedos ensalivados . Otra plaga eran las “tantarrias” o “mionas”, estas parecen ser de la familia de las “cantharias”, fuscas o lívidas pero son especie de escarabajos que en este tiempo de lluvias invaden como plaga los arboles comiendo su tierna hoja, sueltan un líquido caustico que al contactar con la piel la lisan provocando ámpulas y flictenas sumamente dolorosas. Sucedió que en este bello tiempo, cuando los camino reales eran trampa para cualquier vehículo, por las “chapalas” y lodazales que atrapaban a los escasos carros que los recorrían. Sucedió en el viejo camino del Charco largo, quedó embancada una troca de doble rodado cargadita de costales de ajonjolí. Estuvieron tratando de sacarla con palas y piedras y empujando 4 adultos, sin lograr nada. Después fueron por un tiro de mulas que pegaron a la defensa de la troca y lo único que lograron fue desprenderla pues la camioneta ni se movió. El tío Güini que había estado viendo todo el movimiento y ante el fracaso de todos los métodos usados, sugirió sacarla el con su arma secreta. Le prometieron el cielo y las estrellas –los dueños de la troca- si lograba sacarla, entonces el tío fue a su casa que estaba cerca del lugar y regresó con una marrana casi del tamaño de un burro, así de grande era la “cochi”, alazana de pelo crespo , orejas paradas y larga trompa, de donde saldría una hoya de tamales.¡Haganse a un lado!-dijo el tío - y se puso con la cochi detrás de la troca . Sacó enseguida de un morral de ixtle un puño de maíz y lo aventó debajo de la troca, la marrana como si la hubieran empujado se lanzó hacia el maíz dando trompadas bajo la troca que al sentir la envestida del animal se sacudió. Jaló el tío a la cochi y le dejó ir otro puño de maíz más abajo de la troca, la marrana se suelta y se lanza dando trompadas al suelo hasta que llega al maíz, para ese tiempo la troca ya estaba como dos metros fuera del lugar donde se había atascado, ante la atónita mirada de los curiosos.